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Fetiche Moleskine. julio 26, 2006

Posted by hukes in Escribir, Moleskine.
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moleskine y ipod

Navegando por Internet, me he encontrado con muchas personas que dicen que sus Moleskines son algo así como su musa inspiradora, que con una libreta Moleskine se sienten dispuestos a escribir. ¡Qué bueno! Pero también que triste que se tenga que esperar a que aparezca una libreta así para que la gente escriba. Admito que tengo como 10 moleskines, todas ellas de antes (muy poco antes) de que la moda explotara, y ya venía yo escribiendo en libretas comunes y corrientes hasta que encontré esta famosa libretita negra. Y me gustan mucho las Moleskines, son realmente bonitas y funcionales. Pero repito: me alegro que por lo menos haga que las personas escriban. Pero ¿qué va a suceder después de que la euforia de tener un moleskine nuevo pase? Porque una Moleskine sigue siendo una libreta, más bonita y más aguantadora que muchas, pero a final de cuentas son sólo páginas de papel encuadernadas. ¿O será igual que el iPod, un fashion statement? Dónde lo que importa no es el contenido, sino la envoltura.

Quien escribe, escribe donde sea, hasta en una servilleta arrugada o en los recibos del super. La ventaja de una Moleskine es meramente funcional: buen papel, encuadernado de forma que se abre totalmente, una bolsa interna en la tapa posterior y una duración por encima de las que puede ofrecer una libreta común (gracias a las tapas). Aquí es en dónde entra la parte romántica de todo, la mercadotecnia que Modo & Modo hizo para vender el producto: la libreta de Van Gogh, Picasso, Hemingway y otros personajes. Y eso atrapa hasta el más cliente más difícil. Lo importante de comprar un Moleskine como fetiche es que uno se dé cuenta, con el uso y el tiempo, que el objeto no hace que uno escriba mejor –o que escriba siquiera–, y que la independencia al medio se dé tarde o temprano. Esto significa escribir en la computadora, en un papel, o en una libreta escolar común sin necesidad de tener la querida Moleskine a la mano, y más bien, que eso quede simplemente como un pequeño lujo que se da quien escribe.