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Bin Laden tiene pésimo gusto. agosto 22, 2006

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WhitneyLa escritora Kola Boof dice en su autobiografía Diary of a Lost Girl que fue esclava sexual de Bin Laden, y que él le dijo que Whitney Houston le parecía la mujer más bonita del mundo -lo que ha de haber hecho sentir a Kola Boof muy mal, porque entonces en qué lugar del ranking de belleza quedaba ella.

Si lo que escribe Kola Boof es cierto, entonces queda comprobado que Bin Laden tiene el peor gusto del mundo en mujeres.

De acuerdo a Boof, Bin Laden tenía en sus planes matar a Bobby Brown y hacer a Whitney su esposa.

Link: Hindustan Times

Desfile de Porn Stars en Nueva Zelanda. agosto 11, 2006

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El día 25 de Agosto de este año, habrá un desfile de 30 estrellas porno topless (supongo que son estrellas porno mujeres), en la ciudad de Auckland.

Por primera vez, el desfile de silicones con implantes de mujer -que se hace anualmente desde el año 2003- tiene la aprobación del Auckland City Council, quesque porque no viola ni una ley.

Esperemos que Peter Jackson se aviente a hacer un documental de proporciones épicas sobre el desfile.

25/08/2006: Marquen su calendario.

Link: ABC News

Premios adjetivos. julio 25, 2006

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Medalla Premio Nobel

¿Por qué así?

”Las naciones deben estar unidas.“ Así lo dijo el Premio Nobel de la Paz Fulano de Tal.

Ya es una costumbre y no la vemos mal. Quizás ni siquiera esté mal y yo sólo estoy sin nada que hacer y buscándo algo en que roer: el uso de premios como adjetivos calificativos. El referirse al ganador del premio Nobel como EL Premio Nobel debe ser una moda que llegó para quedarse. Alguien debió haber escrito o dicho así y se propagó el meme. Todo mundo la acepta, y por qué no: si ya es costumbre entonces puede convertirse en regla. Y si llevamos al extremo la costumbre, llegamos a las siguientes:

”El cine empieza cuando la pizarra suena“ añadió el Oscar José Sanchez.

Para la Copa Mundial de Futbol 2006 Italia no hay mal triunfo.

Para el Osito de Peluche de la Tómbola de la Kermés 2002 de la Colonia Héroes Nacionales Juan Pérez, lo mejor del evento fueron los tacos de picadillo de doña Tencha.

(nota: todos los nombres son ficticios.)

Cigarros «fracos» julio 19, 2006

Posted by hukes in Misceláneos.
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Brasil tiene de buena música y mujeres bonitas lo que les falta de buenos cigarros. Sí, yo pensaba que estando en un pais como Brasil, el los cigarros serían de sabor fuerte, pero no es así. Ya probé varias marcas y ninguna me satisface: todas son cigarros “fracos”, es decir, que no tienen sabor. Es como fumar aire pero con las desventajas a la salud del tabaco normal de cigarros, o sea, llenos de cancerígenos adicionales. Las versiones brasileñas son como una versión light de los cigarros a los que estoy acostumbrado. De hecho, una amiga de México vino y me dio un Marlboro Light, y aún cuando los consideraba demasiado sin sabor, esa vez me supieron a gloria y llenos de sabor (ironías de la vida). Siendo cínico y sincero, si voy a agarrar un cáncer (y que espero dejar de fumar antes que eso suceda), por lo menos que sea con algo que tenga buen sabor. Así que cuando compañeros de trabajo vienen de México, siempre les pido que me traigan un cartón de Marlboro. Algunos no necesitan que les recuerde mi encargo y la traen ya solitos sin que les diga nada. Estoy como en la carcel, dependiendo de mis amigos para tener cigarros.

Aquí en Brasil, tengo un amigo que colecciona cajetillas de cigarros. No fuma, pero le gustan las cajetillas, así que traje una variedad de marcas para él de ahora que fui a México: Alas, Alitas, Tigres, Delicados (con y sin filtro), Faros, Fiesta, Raleigh. Ahora tengo que ir fumando esas cajetillas para írselas dando poco a poco. Algunos de ellos nunca los he fumado y espero que valgan la pena (ok, los Raleigh no valen la pena, eso lo sé).

12 horas sentado julio 19, 2006

Posted by hukes in Misceláneos.
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Estoy de vuelta en Brasil. Después de una semana de vacaciones –visitas y cenas con amigos en México–, tuve que regresar al trabajo. Pero además el regreso fue de lo peor.

Por algún motivo, después de una semana que terminó el mundial, Aeroméxico todavía no se recupera en su flota de aviones. En lugar de un Boing 777, regresé en no-sé-qué-modelo de avión, que era el que tenían disponible. Lo único que sé es que era demasiado corto para mis piernas y demasiado angosto para la panza del gordito que venía a mi lado. Lo mismo pequeño del avión hizo que tuvieramos una escala en Lima, Perú, para reabastecer combustible, porque la barriga del avioncito no daba para llegar hasta Sao Paulo de un solo brinco. Total: 12 horas de viaje (sin contar los taxis y el autobús para llegar a la Ciudad de México). Doce horas que no me levanté ni para ir al baño (ni siquiera para hacer del uno). Lo mismo sufrieron el gordito y el gordote que le tocó la ventanilla, no se pararon al baño ni una sola vez. Afortunadamente me tocó pasillo, que me dió cierta libertad para estirar la pierna y para no chocar codos con por lo menos de mi lado derecho.

Las rodillas las tengo destrozadas. La canastilla de las revistas, que está en la parte trasera del respaldo de adelante tiene una armazón de alambre que justo queda debajo de mis rótulas, y el tipo de adelante tampoco ayudó mucho cuando reclinó su respaldo. Debo confesar que le hice el sueño imposible, pues para cada movimiento que hacía le movía el respaldo más de lo necesario. De alguna manera tenía que pagar la tortura que estaba inflingiéndome. La espalda también me quedó un poco adolorida, pero esa fue la menor de mis dolencias. Ahora sólo me resta distribuir las latas de chiles y las botellas de tequila que mis compañeritos de trabajo tuvieron la amabilidad de solicitarme. Cada uno de ellos sin importarles qué habían pedido los demás (“eu quero, eu quero, eu quero”). No podía decirles que no. Cuando estuve documentando las maletas, tuve que hacer malabares transfiriendo cosas de una maleta a otra y poder evitar pagar peso adicional. Me libré por un kilo de no pagar sobrepeso de tres kilos (el kilo de más lo cobran como a 100 dólares).

Jungistas y Dentistas del mundo ¡Uníos! julio 7, 2006

Posted by hukes in Misceláneos.
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Tenía un diente flojo. Sentía como si la raiz estuviera en plastilína. Con la lengua movía el diente para todos lados. Después de algunos segundos paré. Si seguía moviéndolo iba a terminar por tumbarlo, y eso sí que no, nunca un diente incisivo que son de los que contribuyen a que uno no se vea tan feo. Pasó poco tiempo antes de volver a usar la lengua para mover el diente. Ahora ya me dolía cada vez que lo tocaba. “¡Para!” me dije. Aflojarlo aún más iba a lograr tener una ventana inecesaria en la dentadura y muy probablemente iba a perder la habilidad de llamar taxis en la calle y de exigir en el cine que arreglaran el proyector. Pero no conseguí parar. Moví y moví el diente hasta que sucedió lo indeseable: el diente cayó. Fue entonces que desperté. La almohada estaba empapada en saliva, pero el diente continuaba fijo a la maxilar. ¡Qué alivio!

Dicen que cuando uno sueña que los dientes se caen, significa que alguien va a morir. Cuánta verdad encierran esas palabras. Afortunadamente, mis sueños de chimuelo no han ocasionado la muerte de nadie cercano a mí. Quién sabe quien haya muerto después de mi sueño, pero que bueno que ignóro quien fue; no podría vivir sabiéndo quién murió gracias a mi sueño.

No son los predadores ni la edad quienes regulan el crecimiento de la población humana (¿acaso hay algo que lo regule?). Los sueños de dientes caídos se han encargado de que no sobrepoblemos aún más este planeta. Siguiendo esta línea de pensamiento, llegué a la conclusión que para lograr la vida eterna, estamos en las manos de los psiquiatras/psicólogos y de los dentistas. Sólo ellos podrán librarnos de la muerte. Ahora quedará en manos de los físicos e ingenieros, el crear naves espaciales para seguir sobrepoblando otros rincones del Universo cuando esta Tierra no tenga espacio más para albergar humanos.

Aunque quizás la solución ya esté dada: para eso justamente soñamos que se nos caen los dientes.

Maletas como conejos. julio 5, 2006

Posted by hukes in Misceláneos.
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En diciembre de 2005 mi maleta de batalla (y la única que tenía) dejó de ser útil. La única asa que aún le servía se quebró. Me quedé con un bulto que tenía que cargar como res muerta sobre la espalda o sobre mi pecho como pastorcillo regresando con la oveja de la pata quebrada.

Para solucionar mi problema, pasé a una tienda departamental a comprar una nueva maleta. Tenían las clasicas maletas negras que todo ejecutivo tiene, pero me decidí por una maleta color rojo, pues es más fácil de localizar en la banda de los aeropuertos, dónde pasan una infinidad de equipaje negro. Entre más rápido sepa cuando sale mi maleta, menos stress y más rápido puedo pasar a migración, evitando las colas. La maleta es un poco mayor que la que había jubilado, así que era perfecta para cargar con los libros y revistas que acostumbro comprar cuando viajo, además de la carga de rigor: algunos cambios de ropa y un cepillo de dientes. Así, con mi maleta nueva, regresé de casa de mi papá con espacio pleno y con la tranquilidad que da el color rojo (a menos que me encuentre en un campo de toros de lidia).

Dos semanas después de haber comprado mi maleta nueva, me avisan en el trabajo que iba a tener que pasar unos meses en Brasil. “Ok, sin problema”. Pero mi maleta no iba a poder con todo lo que necesitaba llevar. Ahora no eran un par de cambios de ropa, era prácticamente mi guardaropa completo. Así que volví a la búsqueda de una maleta nueva, mucho más grande. Después de varias tiendas, ví una que me gustó y que tenía el tamaño de un refrigerador pequeño. Desafortunadamente no la tenían en rojo. En la tienda abrí un poco el cierre y vi que dentro había una réplica de la maleta, pero lo suficientemente pequeña para que cupiera dentro de la más grande. “¡Que bien!” pensé. “Dos maletas por el precio de una”. Llegué a mi casa feliz con la compra y saqué la maleta pequeña. La abrí, y dentro había una maleta más. Tres maletas por el precio de dos. Saqué la más pequeña y la abrí. Una cuarta maletita estaba dentro. Cuatro maletas por el precio de tres. Eran demasiadas maletas ya. Cinco adquiridas en menos de dos semanas da para considerar una visita al psiquiatra (maletofilia se llama la enfermedad).

Metí lo que necesitaba para Brasil en la mayor. Fue suficiente esa maleta para todo. Y fueron como $2500.00 pesos de sobrepeso.

Ahora, para una semana que pasaré en México, voy a tener que comprar una maleta nueva. La que traje a Brasil es demasiado grande para un viaje corto. Así que tuve que comprar una maleta más.

Tengo maletas para regalar.

Fin de la copa mundial de futbol para Brasil julio 2, 2006

Posted by hukes in Misceláneos.
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La selección brasileña perdió ayer ante Francia 1-0. Brasil venía ganando todos los juegos sin jugar bien. Era inevitable que fuera eliminado de la competición en algún momento. A pesar de tener excelentes jugadores, como equipo fueron mediocres y les faltaron las ganas de ganar. La selección Méxicana, a diferencia de la Brasileñaa, siempre ha tenido ese mismo problema: no quieren ganar, no tienen el espíritu de triunfadores. Qué triste.

Ayer, y especialmente para ver el juego Brasil vs Francia, hicimos reservación en un restaurant que tenía pantalla gigante, y para aquellos más grandecitos que estén leyendo esto, la pantalla también era a color. La mesa que nos asignaron estaba un poco demasiado cerca de la pantalla, por lo que tuve que tener la cabeza levantada durante todo el juego, nada que ocasionara una incomodidad extrema, pero me daba una buena perspectiva del público presente en el local. Antes del juego y para no sufrir las emociones del juego con la panza vacía, nos trajeron feijoada (frijoles, arroz y carne de puerco) que junto con la cerveza, dejaron mi mente en paz y mi cuerpo con algo que hacer.

El juego comenzó y permaneció 0 – 0 hasta el segundo tiempo, cuando Francia anotó el gol que les dió la victoria. En ese momento pensé “ahora sí se va a poner bueno el juego”. Error. Brasil no demostró lo que puede hacer. Se quedaron sin anotar un sólo gol.

El país lloró. La fiesta del futbol acabó para ellos. Habrá que esperar otros cuatro años para la siguiente oportunidad.

Viendo el lado bueno del asunto: toda la progapaganda, playeras, llaveros y balones que dicen “Hexacampeón” van a servir para el próximo Mundial. Otra ventaja, y que es más personal, es que no me voy a perder una final Brasil – ??? en Brasil. Este domingo siguiente estaré en México y hubiera sido una pena presenciar la final allá, mientras Brasil, a miles de kilómetros, estaba celebrando el estar en la final. Quizás para la próxima.

Los asistentes en el restaurant gritaba, se mordían las uñas, pegaban en la mesa. Una mujer de la siguiente mesa se la pasó gritando “|Corran para arriba, corran para arriba!”, y aún en las repeticiones de jugadas seguía con su mantra, queriendo cambiar lo ya hecho. Sólo en un momento hubo silencio: cuando le pusieron un gol a Brasil.

Epílogo: La feijoada mantuvo el cuerpo ocupado hasta las 5 de la madrugada, cuando con un dolor de barriga me despertó. Y fue cuando descubrí por la ventana cómo el cielo lloraba, con una fina lluvia, el regreso de su selección de futbol.

Café y «Experiencia» julio 1, 2006

Posted by hukes in Misceláneos.
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Cuando recién llegué a Brasil, una de las primeras cosas que busqué fue un café para poder ir a sentarme, fumar y leer (y ocasionalmente, a escribir), pero no logré encontrar ninguno, por lo menos no cerca del hotel donde vivo (no, no es tan desagradable vivir en un hotel). Ninguno de los cafés cercanos me convenció. McDonalds tiene McCafé, y por el hecho de que Ronald hiciera hamburguesas hacía que mi cabeza rechazara la idea de adoptar al McCafé como una posibilidad viable para adoptarlo como mi lugar para la lectura. Pero tenía a su favor el que fuera el lugar que mejor instalaciones ofrecía. Así que poco a poco me fui convenciendo que era El Lugar. El café no es malo, pero tampoco es como para presumir que uno toma café ahí. A fuerza de costumbre llegué a gustar del café. Cuando regrese a México voy a extrañar el sabor y voy a a norar esos días fríos de invierno en julio, tomando un Moka Mix (que nombre tan poco elegante) y con un ejemplar de WIRED en las manos. Igual me sucedió con el café del Sanborns, y ese sí que es realmente malo.

Si la experiencia es buena, no importa la calidad de lo que lo acompaña, uno siempre terminará gustando de todo. Y la experiencia, muchas veces, uno mismo es quien la fabrica. ¿Cuándo iba a pensar que el tomar café en un McDonalds sería placentero? Realmente no lo es, o por lo menos no en teoría, pero una vez que uno se sienta, se olvida de todos esos detalles que a uno no le gustan y se empieza a fabricar la experiencia propia, olvidándose de todo y concentrándose en lo que se está haciendo (en este caso, leer), todo lo demás empieza a integrarse y a formar parte de la experiencia buena.

Una cosa que sí no llegaré a gustar nunca del McCafé: que está en seguida de un banco, y llega el camión de transporte de valores y se queda un rato (a veces hasta más de media hora) con el motor encendido, quemando diesel, y si uno esta sentado en las mesitas de afuera, se tiene que respirar toda la gama de gases que ofrece el escape. Eso nunca podrá ser parte buena de la experiencia.